Definición: La gastritis es una enfermedad en la que la mucosa estomacal (la pared interior del estómago), se inflama de manera crónica debido a la irritación provocada por el exceso de jugos gástricos. Estas secreciones excesivas tienen origen, sobre todo, en los estados de angustia, ansiedad, estrés o tensión nerviosa, que en algunas personas son crónicos así como en los alimentos irritantes del estómago.

 

Causas. Como la mayoría de las enfermedades, la gastritis tiene causas tanto emocionales como nutricionales. Por el lado nutricional, una de las causas más comunes es comer chiles o irritantes en exceso, costumbre muy arraigada en nuestro pueblo. Hay veces que comemos chile tan picoso, que cuando vamos al baño a defecar, el recto nos arde intensamente, tanto como nos ardió la boca. Es chile campana, se dice; porque pica al entrar y repica al salir. Aquí es donde vale la pena analizar la tontería que estamos haciendo los mexicanos, tal vez sólo por una muy mala costumbre. Pongámonos a pensar que el chile que nos comimos con tanta avidez, nos irritó primero todo el interior de la boca. Cuando lo tragamos nos irritó intensamente el estómago, a tal nivel que pudo habernos provocado acidez o agruras, para lo cual comúnmente tomamos sal de uvas o algo similar. Ahí pensamos que termina la cosa; pero no es así. Durante todo el trayecto en el intestino, el chile continúa irritándolo, sin embargo como no tenemos “sensores” en esas partes no podemos saber, excepto tal vez por un pequeño dolor ocasional o la inflamación que nos provoca. Cuando por fin pasa al colon (intestino grueso) el picante continúa causando irritación, la cual vamos sintiendo hasta que sale por el recto, que es en donde finalmente sí tenemos nervios sensores capaces de receptar el ardor. La irritación daña la flora intestinal, indispensable para la absorción de nutrientes. ¿Es esto lógico, que a propósito irritemos todo nuestro intestino por dentro, cuando necesitamos tenerlo en buen estado para que asimile perfectamente los nutrientes de los alimentos? Por supuesto, deberíamos comer menos irritantes.

 

¿Qué puede hacer un mexicano para comer menos chile? Esto parece una pregunta imposible de resolver. Millones de mexicanos opinan que sin picante la comida no les sabe. Hay gente que hasta a las frutas tiene que ponerle chile piquín. Esto —al igual que el exceso de sal— es una pésima educación del gusto; pues implica que ya no se sepan distinguir y disfrutar los sabores originales de los alimentos sin que sean cubiertos por oleadas de picante. Es importante volver a educar el sentido del gusto: comenzar por masticar despacio los alimentos a los que usualmente se les agrega el chile, tratando de sentir su sabor propio: sopas, verduras, caldos, guisados. Poco a poco es posible reeducar el sentido del gusto para que capte nuevamente el sabor natural de cada alimento, y en adelante utilizar el picante con moderación.

 

Sin embargo, la principal causa de gastritis es mental. Lo primero que provoca acidez o agruras son los estados nerviosos, aprensivos, la angustia y la prisa, el estrés de la vida moderna. La gastritis es técnicamente, un exceso de ácidos de la digestión segregados de manera crónica, que irritan la mucosa del estómago al nivel de inflamarla; los cuales son generados precisamente, por estados mentales de angustia, ansiedad, temor o estrés.

 

La ansiedad y la angustia son el principal enemigo interior de una persona con gastritis. La vida moderna genera ansiedad en todo, desde para transportarse (los congestionamientos viales) hasta para trabajar (las presiones por lograr metas) o para pagar las deudas generadas por tarjetas de crédito; el estrés de pagar las colegiaturas o los útiles escolares. Las calles y avenidas de las grandes ciudades son de por sí estresantes. La mayor parte de ellas son lugares feos, totalmente desnaturalizados, llenos de contaminación por ruidos y humo, con miles de vehículos transitando sin miramientos para las personas, con edificios gigantescos donde los ambientes son totalmente artificiales, alejados cada vez más de la Madre Tierra, donde hay que tomar ascensores para llegar a pisos elevados en los que además se vive en la angustia del temor a los terremotos o el terrorismo. En un ambiente moderno —edificios, banquetas, avenidas y vehículos— lejos de su ambiente natural, el hombre se estresa, porque por más que se acostumbre, íntimamente no se siente en su medio ambiente natural, el que fue creado para él desde hace millones de años. ¡Qué diferencia de estar en contacto con la Naturaleza! Caminar o relajarnos en un bosque, en el campo, en una playa, en una montaña, naturalmente nos desestresa porque nos sentimos ligados a nuestro medio, el que nos fue dado por el Creador.

 

(Extracto del libro “Manual Naturista para Vivir Saludable y Feliz. Una guía completa de 176 afecciones y enfermedades” por Carlos Baca. Con permiso Alecos ®)

 

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